domingo, 4 de marzo de 2012

.....SIRENAS......


     Las sirenas (en griego antiguo, Σειρήν Seirến, ‘encadenado’, relacionado quizá con el sánscrito Kimera, ‘quimera’) son seres fabulosos, originarios de la mitología griega y ampliamente extendidos en las narraciones fantásticas de la literatura occidental, cuya función y representación han variado con el tiempo.
   Aunque en su forma original eran genios marinos híbridos de mujer y ave, posteriormente la representación más común las describe como hermosas mujeres con cola de pez en lugar de piernas. Es por ello que muchas lenguas no latinas distinguen la sirena original clásica, de la sirena con cola de pez.
      En la mitología griega, las sirenas son criaturas ligeramente difusas debido al antiguo y rico trasfondo de su origen, probablemente ligado al mundo de los muertos. Según las leyendas más antiguas se trataba de seres con cuerpo de pájaro y rostro o torso de mujer. Habitaban una isla del Mediterráneo frente a la de Sorrento, en la costa de la Italia meridional, e inequívocamente se distinguían siempre por el hecho tener una voz musical, prodigiosamente atractiva e hipnótica.

     Figuran con frecuencia en episodios míticos, muchas veces reminiscentes de su antiguo papel como deidades ctónicas de la otra vida. Algunas versiones narran que acompañaban a Perséfone cuando fue raptada por Hades, y que su apariencia bestial fue el castigo impuesto por Deméter por no proteger a su hija del dios del inframundo. En otras, el cuerpo alado es un don de Zeus para permitirles perseguir al raptor, y aún en otras es una pena impuesta por Afrodita por resistirse a la voluptuosidad.
    También se cuenta que las sirenas perdieron sus plumas como castigo por retar a las Musas a una competición de canto que perdieron, y que cuando Orfeo y Ulises vencieron el efecto de sus voces se arrojaron al mar, convirtiéndose en escollos según algunas tradiciones.
     Aunque en la iconografía moderna las sirenas se representan por lo general como de abrumadora belleza, es probable que en la tradición clásica su único atractivo radicase en su voz, y que su apariencia fuese poco menos que monstruosa.



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